Tiempo para pensar

Archivado en

Escrito

Lo lees en

3 minutos

Sí, pensar. Porque nos pasamos todo el día haciendo y haciendo, y muchas veces nos hace falta tiempo para pensar. Y esa es una de las ideas finales de los alumnos de mi curso de productividad. Tampoco para ponerse muy intenso y filosófico, pero sí parece que necesitamos tiempo para pensar:

El sendero de la vida

Es decir, comenzar a ver cómo medir y reflexionar en qué invertimos nuestro tiempo y nuestra energía. Sólo con esa inquietud, ya es un avance. Y de hecho nos permite pensar en la eficacia de lo que hacemos y establecer nuestros objetivos, y no tanto en la eficiencia, es decir, lo bien qué utilizamos el tiempo. Porque demasiados días, nuestro tiempo, por muy bien gestionado que esté, no va a lo que de verdad nos importa.

Pensar es gratis y es el primer paso. Eso sí, tampoco hay que pensar más de la cuenta porque lo difícil es hacer. Es más bien un equilibrio. Pero en una sociedad cada vez más atiborrada de información y cosas que hacer, la realidad es que no tenemos tiempo para pensar. O cómo diría Kahneman, para pensar despacio.

Pero hay un momento, ya sé que es un poco dramático pero funciona, en el que lo vas a pensar sí o sí. Leía yo un artículo (Top Five Regrets of The Dying vía The Simple Dollar) que recomienda un libro de una enfermera australiana, Bronnie Ware, que trabajaba con pacientes terminales. Comenzó a escribir en internet (Inspiration and Chai) inspirada por las reflexiones de los pacientes que cuidaba y luego publicó un libro (A Life Transformed by the Dearly Departing). Y es sobre las 5 cosas de las que nos arrepentimos cuando nos vamos a morir. Parece que muchas personas coincidían en lo mismo:

  1. Ojalá hubiera vivido la vida que yo quería vivir, no la que otros querían que viviera.
  2. Ojalá no hubiera trabajado tanto.
  3. Ojalá hubiera dicho lo que sentía.
  4. Ojalá hubiera mantenido el contacto con los buenos amigos.
  5. Ojalá me hubiera permitido ser más feliz.

Y eso, nos hace pensar a los que, en teoría tenemos vida por delante, de otra manera. No leí el libro ni conozco su trabajo pero en realidad, si te paras a pensar, no es tan sorprendente. Es de sentido común. Es cierto que depende mucho de la persona y su contexto, pero no es tan extraordinario. Es simple. Lo sorprendente es que haga falta estar sin recursos, sin poder hacer nada, para tenerlo claro.

Y la lección es muy fácil: necesitamos tiempo para pensar. Quizá en el día, quizá en la semana, quizá en el mes, quizá en el año. Sería bueno proteger esos minutos de descanso diario, ese día de descanso semanal, esos días festivos … y esas vacaciones. Pero claro, el día a día está bien complicado y lleno de responsabilidades y obligaciones. Pero seguro que siempre se puede hacer algo. La idea es ir desarrollando cada uno sus espacios y sus tiempos. Pero esto tampoco es nada nuevo que se lleva haciendo desde hace siglos. Es el concepto de retiro, o llámalo mindfulness camp si quieres 🙂 . Lo que sí parece diferente ahora es la saturación del día a día, difícil pararse.

Lo bueno es que puedes empezar ahora, ¿qué tal regalarte un minuto para pensar?