Historias de Parkinson (en productividad)

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Hablar de Parkinson en productividad no es hablar de ninguna enfermedad neurodegenerativa sino de una ley interesante: la ley de Parkinson. Siempre viene muy bien y se basa en las conclusiones del estudio de este señor hace más de 50 años. Le dio por analizar la burocracia del servicio público británico y sus colonias. Las conclusiones son bien interesantes. Lo que dice, más o menos, es que:

Dice que no es cuestión de más recursos, sino de centrarse. Dice que cuantos más recursos tenemos, más nos cuesta terminar. No me digas que por ejemplo no has estado en reuniones ineficientes que se hubieran resuelto en la mitad de tiempo o en procesos donde la burocracia colapsa los proyectos y con menos papeleo se hubieran conseguido los objetivos.

El problema es que a los seres humanos nos encanta divagar y derrochar. No es que nos encante, es que es más fácil, porque nuestra atención es un recurso limitado y no la podemos mantener mucho tiempo en algo. La primera opción ante una tarea que no termina es aumentar la dedicación, o invertir más dinero (o más personas, o más computadores, o más …).

Según la ley de Parkinson trabajamos mejor con recursos limitados. Yo creo que es verdad aunque con matices. Se trata de limitar el tiempo o el dinero para concentrarse en lo importante. No es por los recursos es por limitar nuestra dispersión ante las tareas a resolver. Esta ley explica porque estudiamos mejor con menos tiempo o porque utilizar más gente retrasa los proyectos.

Teniendo en cuenta esta ley, las recomendaciones que yo le veo para la planificación de proyectos tienen que ver con simplificar (Menos es Más) y es ser menos ambiciosos (inicialmente)

Y esa es la recomendación práctica: empieza con menos que llegarás a más.